
Mi papá era un inmigrante español que llegó a Venezuela en la década de los 50s. Venía de un pequeño pueblo de Asturias, y se dedicaba al comercio. El negocio que construyó fue una librería (literalmente tumbó algunas paredes de la casa e hizo un local comercial) Era un hombre alegre, trabajador, le encantaba la música y la pintura. También era alcohólico, con todas las consecuencias negativas que eso trae a las dinámicas del núcleo familiar.
Poco antes de morir, mi papá me contó un sueño que tuvo y que hasta el día de hoy recuerdo. Decía que iba caminando por un sendero y que mientras lo hacía, estaba cansado y tenía muchísima hambre. Que mentalmente repetía una y otra vez: «Un Sancocho1, quiero un Sancocho».
Narraba que al final del camino, se vislumbraba una olla humeante de gran tamaño. Él aceleraba el paso para finalmente encontrarse con la sorpresa de que era un Sancocho de Tuercas. Después de sentir una enorme frustración y desesperación, se despertó. Falleció pocos meses después como producto de una cirrosis hepática. Tenía 41 años y yo 12.
Desde el momento que me lo contó, me impactó mucho la metáfora que representaba este sueño: ¿en qué me estoy enfocando y hacía dónde me dirijo? La gran mayoría de las personas en algún punto de nuestras vidas, observamos el «lugar» dónde nos encontramos y nos preguntamos: «¿Cómo @#&! llegué hasta aquí?»
Es muy humano que por más que soñemos con un futuro determinado, nuestras circunstancias, elecciones inconscientes, presiones sociales o acontecimientos inesperados nos lleven en una dirección distinta a la que deseábamos llegar.
Es parte de nuestro muy personal proceso de aprendizaje, que en algunas partes del trayecto de vida nos sintamos confundidos, perdidos y desmotivados. Estudios de la psicología y la psiquiatría (incluyendo a precursores como Sigmund Freud y Carl Jung) hablan de estos momentos de «oscuridad» como caldo de cultivo para transformaciones significativas en el camino de la evolución personal.
«Cuando los conflictos más intensos se superan, dejan una sensación de seguridad y tranquilidad de que no se estará perturbado fácilmente. Son sólo estos intensos conflictos y su conflagración lo que se necesita para producir resultados valiosos y duraderos.»
Carl Jung
Tristemente, este sueño de mi papá, llegó en un momento en el que sentía la inminente llegada de su muerte, pero para mí fue un legado suyo que me ha acompañado durante toda mi vida y que hoy quiero regalarte. Independientemente de la etapa de la vida por la que estés atravesando, es importante que observes con perspectiva hacía dónde te están llevando tus acciones y pensamientos. La intención aquí representa a ese rayo laser que da forma y pule el siguiente paso en tu sendero.
Te invito a abrir bien grande tus ojos, reflexionar sobre los tramos recorridos y sobre los que quieres transitar ahora. Si necesitas apoyo en este proceso puedes recurrir a algún tipo de terapia, pero siempre valdrá la pena encontrarte al final del camino ese delicioso platillo del que tu alma está hambriento.
- Cocido elaborado a base de caldo y una variedad de ingredientes dependiendo de la región, como carne de res, de puerco, de pescado o de pollo, maíz, yuca, ají, cebolla, papa o plátano verde. ↩︎
Me encantan tus historias Maria Leonor. Deberías escribir un libro, sabes enganchar a la gente y eso no es tan fácil.
Por cierto, de que pueblo de Asturias era tu papá? Yo nací en Gijón.
Un abrazote 🤗
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Muchísimas gracias María querida! Mi papá era de La Borbolla ☺️
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